LETRADOS (I)

Toca hablar de una profesión, la abogacía y los especímenes que rondan a su rededor.

Para entrar en materia, siempre he pensado que la division entre izquierdas y derechas sobre la que quieren vertebrar la cultura latina es la gran mentira de este país. Se erige en base a la erotica de la lucha de placas tectónicas, de los dos bandos irreconciliables, la playa y la montaña, la Macarena y el Gran Poder, el campo y la ciudad, el Madrid y el Barcelona, el tabaco y el fumador pasivo, los toros y los antis, y así todo. Mas falso que un duro de plomo.

El verdadero hilván es la incapacidad congénita del habitante patrio para estar callado, su pánico al silencio. Ante cualquier asunto, por intrincado que este sea, especializado, técnico, ajeno, lejano, nimio o importante brota la irrefrenable necesidad de opinar con vehemencia pontificia.

Además, hemos construido un sistema híperregulado, en donde cualquier juego de tabas tiene normativa sectorial, reglas de funcionamiento y convenio colectivo y, lo que es importante, no es tener opinión sino decirla, casi predicarla. Como se trata de navegar ente tinieblas, armar ruido y meter presión como recurso, es vital hacer ver que se tienen palabras en la boca y, que se construye un discurso estéticamente rotundo, una posición firme. Por eso existen(mos) los abogados.

Quiero hacer una calificación de letrados que me he cruzado a lo largo de mi vida profesional. No son todos los que son, pero, los que están, son.

- El Creyente. No entiende de edades, se cayó de niño en la marmita de la justicia y cree a pies juntillas que desarrolla una función vital para la sociedad, la redistribución del equilibrio y el apoyo al desvalido. No abandonan la chaqueta y corbata ni en una convención de Podemos. Suele ser carne de corporativismo, con presencia en el Colegio, les mola el asociaciónismo y hasta los cincuenta seguía enrolado en el Turno de Oficio como una especie de penitencia bíblica. Han trasplantado a su vida privada jerga como compañero, letrado, señoría y suelen tener una mala vejez laboral, porque son los últimos en enterarse de que a estas alturas, Ulpiano, es el nombre de un Pub de Móstoles.

- El Cloacas. Suelen ser tipos con alma de especulador lo que les imbuye de una fuerza centrifuga hacia los charcos. Compras de terrenos a puntito de recalificar, una partida de carretillas que pueden vender como chatarra de una empresa donde andan como administrador concursal, negocios fracasados con clientes de su misma tipología (a los que atraen con el magnetismo de un imán). Gasta querencia a la financiación en base a créditos, y lo que no le llega con el IVA y el IRPF que despista de Hacienda, y lo que aun no le llega con los anticipos del propio cliente. No les suele salir bien casi ningún negocio, siempre he pensado que es puro recurso por el que el éxito les obligaría al esfuerzo de cambiar de vida. Eso si, te ametrallan ufanos con la única pieza cobrada que achacan a su carácter visionario para los negocios.

- El Engolado. Tipos pagados de sí mismo que disfrazan sus complejos largándote, nada más conocerte en el cuarto de togas, su participación en el recurso contencioso que cambio las reglas de juego en el mercado internacional del crudo o que tienen que salir corriendo para dar clases por internet en el MBA de la Internacional University de Alabama. Justifican por sí solos que la maravillosa palabra cretino aun siga en el DRAE. Para probar que no hay más blanco por dentro y verde por fuera que la pera, acostumbran a vestir con algún atrezzo estético rimbombante del estilo el los cuellos y puños blancos, gemelos de piel de yagú o pajarita, que les sirven para separarse del vulgo. Siempre les he visto como grandes acomplejados y no se dan cuentas que sin ellos la media del coeficiente intelectual del planeta subiría exponencialmente.

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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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