DESCORCHE

Estamos inmersos en pleno descorche social. Después de tanto chupar la tapa del yogur de las restricciones, el populo sale a troche y moche como si no hubiera un mañana.

Se atestan bares y restaurantes, los grupos retiran el himen a las barras y en las terrazas puedes encontrar sitio sin necesidad de acechar la presa. Los otrora habituales se reencuentran con el soniquete del tanto tiempo y, como ha sido periodo de vigilia de contacto físico, se atizan abrazos acompañados de palmoteos en la espalda y besos que salivan piel ajena.

Mas que nada, porque la grey anda ayuna del toqueteo que es fuente de socialización para el latino. Y para Chica9, que en dos asaltos de nocturneo ha vuelto a activar el animal social que lleva dentro.

Si algo ha quedado claro durante estos dieciocho meses es la erección de Madrid como el parque temático de las libertades pandémicas. Dicho de otra forma, ha sido aquel Dorado al que mirabas con pelusa al contemplar que allí se podia hacer exactamente todo lo que tú no podías.

Esa imagen es la que se ha dinamitado al conocer que en las discotecas del Foro se prohíbe bailar agarrado con no convivientes. Aclaración superflua porque para agarrar a los convivientes ya tienes tu casa y si vas a una discoteca es para agarrar a bueno por conocer.

Siempre he aplicado para mi mismo ese axioma que reza “nunca te fíes de un vasco que baile”. Además, que, como me ocurre con muchos otros, no fui premiado con ese don. Mis recuerdos de bailes son una sucesión de estrambotes perpetrados en bodas o situaciones extremas, capturado por las garras del alcohol que cegaba mi propio esperpento.

Será por eso por lo que jamas he entendido esas propiedades maléficas que le han atribuido al baile, sobre todo el la educación católica. En Gernika existe un balcón situado justo encima del Paseleku, que llaman Sacafaltas, porque en él se ubicaba la beatería para fisgar a los que bailaban debajo con el fin de abrirles el correspondiente expediente por trajinar contra las buenas costumbres

Hay bibliotecas escritas acerca de las prohibiciones de baile de los colegios católicos. Las Monjas Mercedarias que contribuyeron activamente a mi descarrió se preocupaban a mediados de los ochenta de que no bailáramos agarrado con chicas en la fiesta del colegio, cuando fuera las mismas parejas pasaban del lotazo al lingotazo

El baile es un círculo cuyo centro es Satanás –clamaba el jesuita Calatayud.

Por lo tanto, tras pandemia se puede bailar, pero solo como los osos bailarines de Bulgaria.


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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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