SUEÑOS

Toca introspección. Y acercarse a los orígenes, que la vuelta a la nave nodriza siempre centra. Como siempre que el suelo que pisas desaparece cada vez mas cerca de tu última pisada, hay que agarrarse a un asidero que soporte tu peso.

Siempre me ha gustado soñar. A lo grande, como se sueña en las grandes ciudades, donde, al cambio oficial, se muere antes y se vive más. Hay ocasiones en donde la caprichosa fortuna no sonríe pero en el fondo compensa.

Me crié en un entorno en el que los hombres no podían sacar a pasear los sentimientos. Los que lo hacían eran inmediatamente tachados de mariquitas o blandengues. Además, en la familia vasca, todo ocurre puertas para adentro. Que nadie se entere.

No tarde mucho tiempo en abjurar de tamaña majadería. Saltaba a la vista, sin necesidad de avistar demasiado lejos, que aquel credo cercanaba a plomo de guillotina, la parte sensitiva del ser humano. Esa que te hace sacar la pulpa de la vida. La dulce y la agria, que de todo tiene que haber, para que uno sea capaz de valorar los grandes momentos como se merecen.

Soy un romántico. De novela de caballerías. De los que buscan dar un beso a la princesa dormida, despertarla, llevarla de la mano y pasar con ella el resto de mi vida. Me tapó en mi vida profesional, y me calzo un traje protector en la vida social, porque ir desnudo a la intemperie hace que las llagas penetran más hondo. Pero en el fondo, llevaba toda mi vida buscando dar el beso definitivo.

Lo dí, me enredé, me lo creí, despegue efectivamente, e incluso lo plasme en un libro titulado ” Labios de Hiel“ en el que vomite mis entrañas, que, por una vez, no hedían a bilis, sino a ambrosía madura. 

Allí donde me ha conducido la fábula romántica amerita todo lo que pude sufrir en el empeño. Porque amando se sufre, y a mayor amor, mayor sufrimiento. La fórmula está acuñada desde el inicio de la humanidad.

Lo volvería a hacer. Una y mil veces. Entre otras cosas porque me ha servido para confirmar con la prueba de la sangre que aquellas teorías limitadas del sentimiento masculino de la bizkaia profunda castraban al individuo.

Así que voy a seguir viviendo en una novela romántica. Para una vez que gano y me caso con la buena.


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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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