TESAURO

Hoy va de reconocimiento. Hacia aquellos que pululan en la mitad de un desierto. Con los puntos aún abiertos de las cicatrices del desencuentro en noches de insomnio y la paralizante sensación de decaimiento. Por enfrentarse a un futuro cuya recreacion es tan fulera como la que hacían aquellas echadoras de cartas de los canales de Tarot de medianoche.

Reconocimiento por empeñarse en entender esa manera de hablar , críptica y llena de códigos que antes desconocían, con la que les atiza la media a cada informativo o titular de página de Internet. Como esa de esta mañana en la que El Correo se empeña en asegurar que el viaje al valle de Josafat de los talluditos esta asegurado en pandemia. Esa jerga gestual de los de tu rededor que no pueden dar esquinazo al miedo. Por mucho que se empeñen.

Aparece esa sensación cuando todo se iba mantenido más o menos ordenado. Dentro de esa normalidad de un futuro conservador y átono que se llama rutina. Ataviados con la piel de vencido en el cuarto asalto por la vida., que asumen lo que se les viene encima con hombros caídos, la paternidad mal llevada, la barba sin afeitar, y la barriguita. Conformándose con ese oasis que te encuentras andorreando, donde te alivias con el cloroformo del ocio en las tardes de las grandes superficies, de la Liga, la Champions, cambiar de coche. Desear las cosas que le dijeron que debía desear.

Incapaz de seguir manteniendo el brillo en esos ojos, borrado en las mañanas soñolientas, para detectar un tangazo, una oportunidad para la picaresca, o una sacudida de disfrute marca libre de adulteraciones. Renunciando a las robinsonadas, propias o ajenas.

Me duele verles, sentir y arrastrarse en estos tiempos recios. Me hace valorar el tesauro de Chica9.