HOJARASCAS

Llueve en Bilbao. Otro fin de semana más en un otoño adelantado que parece se ha puesto de acuerdo con el clima social, enrarecido, abúlico. Confinamientos, test masivos, estados de alarma, contaminación acústica en la media, apocalipsis económico y soflamas de cataclismo lanzadas por vocingleros.

Por mucho optimismo que derroches esta mandanga te va atrapando. Lenta pero certera. Un día es un primo de Briviesca al que enchiqueran por haberse tomado un chato en la tasca del pueblo, media hora antes del último positivo, otro las tres clase de párvulos del colegio de abajo de tu casa a los que les franquean al hogar porque la profesora conoció en Tinder al hermano de un tipo que estuvo en la UVI en abril.

Poco a poco vas menguando, en cuerpo y alma. Y, no te cuento, si te aplicas a los medios de comunicación. Cualquier inmersión en los medios te tira a la lona más veces que Poli Díaz a manos de Whitaker, en aquella madrugada de verano donde el país respiraba Postmovida y pelotazo. Que si el Gobierno ha comprado tantas mil pruebas PCR para estar preparado o que los habitantes de Tarazona, en cuya plaza de toros dieron la extremaunción a Jaime Ostos, no pueden juntarse más que para comprar obleas.

Contenidos que van directos al hígado de tu ánimo, que empieza a ponerse amarillo, como el sesgo de las noticias. Es una caída progresiva como la mancha de sangre que deja un atún en el despiece.

Y la grey, sigue a los suyo. Pensando darse el piro de Madrid en el puente aprovechando el impasse judicial, acelerando por la carretera de Valencia a la caza del último rayo veraniego del sol de los pobres debajo de la sombrilla. 

En la búsqueda de ese aqualand castizo de urbanizaciones de apartamentos, piscinas con socorrista de pega, viviendas de temporada, playeo, paseitos a la fresquita, cenas en terraza, laberinto de heladerías y noches casquivanas.

Y que se jodan los del barrio que no puedan escaparse del encierro por barriadas del Foro, que aquello es muy aburrido y el bar de Paco lo chapan a las diez y no hay varón capaz de seguir de cañas.

Es lo que ocurre cuando tu mundo se va llenando de otros, como paso previo a dejar de ser tu mundo.

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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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