LABIOS DE HIEL. PREPUBLICACION

Alba llegó con todo pensado y, solo por eso, con una convicción arraigada. Era como el hámster corriendo en la rueda o la bailarina asida a la barra, que por mucho que corriese o girase no iba a ser capaz de cercenar su dependencia con el eje vital al que estaba anclada.

A lo sumo excursiones de un día, alguna con pase pernocta, trufadas con el regalo de esa maravillosa experiencia de amanecer abrazada a aquella persona con la que recién pasaste una noche de amor apasionada. Pero con vuelta a la nave nodriza. 

Y eso no cuenta. Eso es comer caliente todos los días. Para saber si te gusta tienes que despertarte así a diario. Después de una noche sin sexo. De un día con bronca. De una jornada agotadora. Sin ganas, vaya.

No, no cuenta, por que te roba uno de los retos más maravillosos de la vida, ese por el que, a costa de dejar de ser un poco tú, de entregar tus entrañas vertidas en una bandeja de plata, consigues crecer y creer al lado de alguien. Te apañas un suplemento que te hace ser mejor a su lado.

Y eso que a Alba nunca ha tenido problemas con la soledad. Se ha llevado bien con ellla y, en definitiva le ha dado siempre más de lo que le ha quitado. Pero desde que asistiera al sepelio de su primera vida se le había enquistado en la glotis una sensación de orfandad. Lo notaba en el regusto ácido en la garganta mientras conducía por la autopista de la cuarentena. 

En la punzada en el pecho. En la tristeza. Sí, porque aunque la tratase de tamizar por un velo de alegría y despreocupación, Alba  estaba triste.

Lo que no sabía cuando llegó hasta mi, es que con el agua que cae sobre los cuerpos ,cuando te mojan los sueños que se cuajan en realidades, caen también las pesadillas y los miedos. 

Ignoro si mis caricias le sirvieron de protección, si mis besos inventaron una coraza para resguardarla de sus temores, si mis susurros apagaron su sed, y apaciguaron su tristeza. Pero se los ofrecí con toda mi alma, con la necesidad de quien se siente desamparado y no halla mejor modo de sobrevivir, si no es anhelando acabar mis días con ella.

Porque como alguna vez le he dicho, la vida son tres cosas y dos están aquí. Nunca se he atrevido a preguntarme cuál es la tercera que falta, no sea que le decepcione la respuesta.

He conseguido que me diga que me quiere. Pero con todas las letras. Esta claro que no es lo mismo que te digan te quiero que tq. La unión de las nueve letras, porque el espacio cuenta, silabeadas, susurradas con voz queda se deslizan entre el amor y el orgullo, como si uno no quisiera que el otro tergiversara las palabras.

Por un motivo u otro uno se deja arrastrar por la inercia del tiempo y así cambian las estaciones, las modas en el vestir, los teléfonos móviles sin que nos demos cuenta. Quiero que esa sensación me arrastre uncido a su lado.

Solo quiero que regrese a mi lado. Me bese. Entonces le susurraré al oído, La vida, amor; tenemos que celebrar la vida.

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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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