CUADRAGÉSIMO SEPTIMO DÍA DEL APOCALIPSIS: EL SAGRADO.

Para sobrevivir a la catarata de información, a la que nos someten la caterva que sale en tele y radio a todas horas, tienes que inventarte un método propio por pura subsistencia. De lo contrario, te quedas ahíto de números, curvas, multas impuestas a los que se salen de naja,..... Vamos, que o aplicas por entero tu vida a escuchar todo lo que se cuenta o te dedica a a algo, que aunque no sea muy serio, al menos te da gustirrinin.

Así que, en lugar de escuchar el remake de las cinco horas con Mr Sanchez de ayer y desescrutar los cientos de pdfs que asaltaron mi móvil con el plan de la desescalada, en sus múltiples versiones (parece que para que no haya fakes hacen más copias del los documentos oficiales que promos de Supervivientes) y quedarme bisojo, trate de aplicar el pragmatismo que gastábamos de canis en Gernika. 

Asi, pensé que las cuatro fases de esa famosa desescalada (palabra fea de cojones por cierto y que suena a alpinista buscando a La Yeti), eran como mi clase de EGB del Sagrado Corazón de Gernika, que era mi cole. Y del que era una mentira hasta el nombre. Porque ni era sagrado porque eran bastante ateos y corazón tenían poco por las hostias que te largaban nada más que te movías.

Allí, los cuatro o cinco empollones que aprobaban todas, (dícese en nuestro caso Baleares, Hierro, Gomera, La Graciosa y Fuerteventura), se podían ir de vacaciones en mayo, porque no pintaban mucho aguantando la canícula entre cuatro paredes. Aquellos que habían dejado una o dos, pero en el fondo eran buenos tipos y trabajaban (digamos los de la Fase I), aguantaban un par de semanas más enclaustrados, pero más que nada era un teatrillo por aquello del qué dirán, porque la grey sabía que iban a aprobar seguro.

Los de la Fase II de la desescalada eran aquellos ceporros que habían arrastrado un carro durante todo el año. De forma lineal en las tres evaluaciones (que antes eran eso y no trimestres). A estos se les montaban unas recuperaciones (otro nombre vedado no vayamos a acomplejar al menor), seguidas de una clase de refuerzo en junio y parte de julio que eran la puta muerte, y solo si recuperaban, se les daba licencia para irse a la playa.

Y nos quedaban los balarrasas. Reperidores y demás bellacos que se habían desconectado voluntariamente del ritmo del curso el mismo día en el que el profesor se presentó allá por septiembre. Estos coleccionaban notas a sus padres, expulsiones y visitas al despacho del Director (eso sí que acomplejaba mucho más que visitar a Caligula y, además se cobraba). 

Estos últimos  serían los de la Fase III y IV,  los mismos que con el plan gubernamental se van a tomar el próximo vino cuando los afiliados de VOX canten a coro el Erako Gudariak  y Santiago Abascal lleve pañuelo arrantzal.

Fíjate que sencillo, y Mr Sanchez sigue contestando una pregunta de veinte segundos en trescientos sesenta. Si ya lo decía Jesulin, si la vida es como un toro. En este caso, la pandemia y la salida del confinamiento se entiende mejor desde el Sagrado Corazón de Jesus (en vos confío)