LA CORONA DEL VIRUS

Nos desayunamos una mañana con la palabra “pandemia” en la portada del periódico. Así, tan de golpe, como pasan las peores cosas en la vida. Sin avisar. Y a partir de ahí, se dispara el lado cerebral mas calenturiento de cada uno. Emerge el visor de los peligros y que Dios nos coja confesados.

Y es que, como la grey tiene la mente en estado de alerta todo lo interpreta en clave de riesgo. Si entras en el chino de la esquina, porque esa noche te has quedado sin pan bimbo para encerrar la mortadela que atesoras como último habitante de tu frigo, y el baranda oriental que te atiende tose porque, al deglutir la bola se le ha ido mal camino, abandonas el molde y sales con un surtido de mascarilla de colores.

Ni te digo ya si entras en un hospital a visitar a un vecino al que han operado de apendicitis. Te pertrechas como si fueses a la expedición al Polo Norte de Shackleton, y por si acaso vas embozado como si fueses a atracar la oficina de Caja Duero de Boceguillas. Y por si fuera poco, al entrar en el hall de recepción, contienes la respiración hasta que al llegar a los ascensores pareces Porky.

Luego te empieza a brotar la solidaridad geográfica. Escuchas que en Milán hay veintiún casos de contagio y, a pesar de que viva más de un millón de personas, te empieza a a embargar un miedo atroz de que el virus haya contagiado a Giovanna, aquella italiana con la que te cruzaste media docena de besos en la fiesta de despedida de los Erasmus que vinieron a Bilbao en el curso 85/86. A la que por cierto no le has vuelto a ver desde que aquel día vomitase en la alfombra de la casa de los padres de tu amigo.

Lo más curioso es que, poco antes de verano, la gente se habrá olvidado de lo que ahora nos anuncian como la undécima plaga de Egipto, junto con las moscas, las úlceras y la plaga de las ranas. Y es que la capacidad de volatilizar noticias de esta sociedad moderna es inimaginable. De forma que de lo que hoy espanta mañana no se acuerda nadie.

La vida es confusa y apenas te deja espacio para encontrarte a ti mismo. Y como el mundo posmoderno en el que nos toca vivir es pura contradicción, tiras de aquello que lo mejor era quitarle importancia y que el entuerto se arregle solo,.Como suelen arreglarse todos los problemas  que la vida te va presentando, si tú mismo no te ocupas de engordarlos.

Y eso aunque se desplomen las bolsas.  Que eso si que es la verdadera corona del virus,


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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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