ABSURDOS

Esta noche me ha tocado pensar sobre las cosas absurdas que estudié en aquel E.G.B. que me enjarete en la Bizkaia profunda. Tiempos felices, más como alguna vez he comentado, sufrimos ese cambio de agujas social entre tardofranquismo y neodemocracia, que desnortó al sistema educativo.

En el cenit de lo insustancial está la baraja de libros mediante la que querían convertirte en académico de la lengua. Te soltaban con diez años El Quijote, el Lazarillo de Torres, La Tía Tula o El Jarama del bueno del padre de Sanchez Mazas, y, a la cuarta página, aquello te parecía más denso que el mercurio. Así que la mitad de mi banda del poblado no han vuelto a leer nada más largo que la alineación del Gernika. Piensan que si recaen les va a aparecer un gentilhombre hablando en rima decasílaba.

Primaba el aprendizaje de memoria que aplicaba a todas las disciplinas. Había quien se recitaba de corrido la Canción del Pirata de Espronceda, subido en una silla y sintiéndose Shackelton camino de la Antártida. Otros, te ametrallaban con la lista de las preposiciones. Y los más meapilas, tenían un orgasmo, casto eso sí, demostrándote que se sabían de memoria los títulos de los libros del antiguo testamento, Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronómio.

Aquello de memorizar no dejaba rehenes. Podía hasta con las matemáticas. Había un tipo en mi clase que malgastaba su memoria en retener los doces decimales del numero pi. Desconozco la dirección del frenopático en el que residirá ahora.

Jugando en la Oca del absurdo, llegamos a la Tabla Periódica de los elementos que se estudiaban hasta la extenuación. Cuando ya pensabas que te podías olvidar de que las valencias del Manganeso eran 2,3,4, 6 y 7 reaparecían en tu vida en otro nuevo curso. A mi me gustaría saber si ha alguien le ha valido para algo una valencia en su vida.

Para que quedase bien claro que estábamos en un país borrego estaba la forma de enseñar los idiomas. Creo que no existe una generación que haya estudiado tantas horas inglés como la nuestra para terminar no teniendo ni puta idea. Estoy convencido de que poniéndote los casetes que vendían en C.C.C. y compraba la moderna de la vecina del quinto, loca por escaparse a Londres, hubiésemos sacado mucho más réditos al asunto.

La sinrazón que se pudo de moda entonces es que te diese clase una profesora nativa que, de enseñar no tenía ni puta idea, pero daba glamour y acostumbraba a ir más ceñida que las mojigatas locales lo que, por lo menos, alegraba el catalejo a la chavaleria.

Las clases de música no se quedaban atrás. Como en el carnet de conducir había teóricas y prácticas. En las primeras, aprendías que Felix Mendelsshon nació en Hamburgo el 3 de febrero de 1809 que ni puta falta de hacía para nada. Mientras que en las prácticas te ensartaban en una gramola un disco con más polvo que calle de tierra y cuya calidad acústica era menor que la de los altavoces de las playas.

Y que decir de geografía. Un mapa de cartón piedra de la península ibérica colgada como fruta perenne en la pizarra. Ahí se aproximaba el populacho a tratar de acertar por donde caía Castilla La Vieja, o a pintar los afluentes del Miño.

Era todo cutre, hasta los elementos que teóricamente habían de ser motivadores. Existían negativos que te eran encasquetados como si te cayesen las tres plagas bíblicas. Y sobre el sistema de calificación, solo puedo decir que había una nota que era mi preferida, el suficiente con interrogación, que no sabías muy bien si te indultaba o no. Pero es que a mi siempre me ha encantado caminar entre los desfiladeros del averno.

Son las cosas de militar en una causa justa. Y es que entonces no había ni florituras pretenciosas ni activismo «netflix» de importación


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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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