LA COLA DEL BOCADERO

Fruto de la observación empírica de la calle en la que habito, la del Cardenal Gardoki en el centro del Bocho bilbaíno, me han hecho concluir que, al menos en lo que respecta a su hostelería, es una de las más peculiares y variopintas de las de la Villa.

El Bocadero es un restaurante del grupo La Mary, a saber: La Mary, Miu, Pacífico, Panda, .. y seguro que alguno me dejare. Su principal reclamo es que oferta, de lunes a viernes, un menú arregladito en el centro por alrededor de 11 euros. Y aquí tiene su origen el descalzaperros que se organiza todos los mediodías en la acera. Donde, a diario, se trenza una cola de meritorios que, aguantando el sol o la lluvia, más la segunda que para algo estamos en Bilbao, esperan anodinamente su turno con vistas de excepción al trasero del de delante.

He de reconocer que soy carne de aprioris. Uno de ellos el no esperar una cola salvo que sea estrictamente necesario, y nunca jamas para algo por lo que tenga que pagar. Y, es que además, aquellas escasas ocasiones en las que he profanado el juramento, a golpe de enhebrar minutos en la cola me voy sintiendo un lolaila, y me invaden unas insufribles ganas de salir de naja.

Exactamente lo mismo que lo que me ocurre en un parking que ha colgado el cartel de completo, donde hay especialistas en esperar rampa abajo a que alguien evacue plaza, o cuando entro en una tienda y la dependienta, o el dependiente que la grosería no enmendé de sexos, me ignora, tratándome como un marmolillo, enfrascado en una conversación telefónica en la que anda preguntando a su costilla si se ha acordado de dar la vuelta a los diecisiete minutos al pollo al chilindrón que ha dejado en el horno.

El Vuelva Usted mañana que acuñó Mariano Jose De Larra hace ya dos siglos, pero tuneado en forma de tienda de ultramarinos del siglo XXI.

Observó a los integrantes de la cola con mirada de explorador británico en la época victoriana. Y lo que más me llama la atención es que, externamente, son gente normal, sin taras perceptibles. Y que cojones les hace esperar, me pregunto. Aunque trato de desescrutar la respuesta, analizándoles gestos y expresiones, como si fueran primates, no concluyó nada más allá que parece gente feliz esperando una cola que llega hasta la bocana del restaurante. Donde el primer candidato a ocupar mesa lanza lacerantes miradas a quienes se han entretenido conversando tras el café.

Mundo borreguil anegado en la más vulgar concepción de la neococina naïf, concluyó, mientras cruzó la calle hacía la acera donde yace cadaver tras la enésima reapertura el Sándwich con las cenizas de mis quedadas con chica9 alla por el mejor verano de mi vida, y donde reinan los karaokes, el Cars y el Rendezvous de mi amigo Josu, a cuya resurrección en el mundo del nocturneo debo un post, deuda que me cobraré en breve.

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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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