OBITUARIO. MANUEL ALCANTARA

“Tengo ya edad de esquela”, leo que le gustaba decir con su retranca habitual Cuando andaba culebreando ya a la muerte.

Me imagino que la anticiparía después de besar la lona más indeseada para el. Hace dos meses no pudo continuar publicando su columna diaria, pergeñada desde una Olivetti que aporreaba a dos dedos. Resistencia a los tiempos. 

Cincele mi adolescencia en el paramo de Gernika saboreando sus crónicas cada mañana. Eran tiempos en los que en los hogares, por lo menos en el mío por legado expresó de mi abuelo, se compraba el periodo a diario. Me imagino que, además de ser la puerta con el exterior, te obligaba a pensar. Algo tan en desuso ahora.

Después de leerle en las paginas del periódico, tan caducas como las hojas de otoño, me ocurría como con todos los escritores geniales. Te embelesan pero a la vez te cabrean, porque te recuerdan en cada párrafo que jamas serás capaz de escribir como ellos. Como muestra, un botón “Los adultos más siniestros, aquellos que consintieron el fallecimiento del niño que un día fueron», esbozó un día.

Por respeto a uno de las temáticas de este blog, hay que recordar su tiempo de corresponsal de boxeo en el diario Marca. Puso fin a sus crónicas pugilisticas tras contemplar cómo fallecía en el ring del joven boxeador almeriense Juan Jesús Rubio Molero.

El contexto, un país paralizado por Pedro Carrasco, Pepe Legrá, Alfredo Evangelista o Perico Fernandez. Por edad, solo pude vivir los estertores de esa época de la mano de mi tío Pedro del que nadie pensó jamás que era siniestro por que nunca consintió le matasen ese niño ilusionado que habitaba en el. Básicamente lo sublimo.

Leí con fruición las crónicas después de volver a ver los combates enlatados. Ali vs Evangelista, Legra vs Winstone, Carrasco vs Mando Ramos, con sus réplicas. Te trasladaba el combate, pero no se limitaba a narrar sino que te inoculaba en la atmósfera que estaba viviendo. Cerrabas los ojos y te teletransportabas a Londres o Maryland. Gritos, noche, humo, tensión, esfuerzo humano, segundos fuera, los héroes no necesitan dádivas.

Allí acuñó esa frase tan grande que describe tanto la vida de cada uno “Si se mira bien, todos los triunfos, en deporte, en política o en amor, consisten en llegar a tiempo».

No puede haber nada más cierto.

Sirvan como despedida sus propias palabras

Cuando termine la muerte, si dicen: ¡A levantarse!, a mí que no me despierten"​.

Le cogerían con un Dry Martini en la mano, añado yo. Preparado con la liturgia que empleaba su amigo Alfredo Landa. Mítico German Areta de El Crack, que también visitó un día el Maddison en busca de cobrar cuentas con el boxeo y su propia vida.


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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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