EL DESCORCHE

Toca de nuevo profanar el juramento de no hablar de política en este blog. No más la ocasión lo merece,  cuando el lunes se cumplen ochenta años del fin de la asonada, con aquel En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado,  fruto de aquel ser  superior que era Dionisio Ridruejo.

Anticipando la onomástica, y como si continuasen descerrajandose tiros en Belchite, en la mitad del frente de Teruel,  hemos tenido que sufrir a toda la caterva mediática atronando a los cuatro vientos los dislates de una grey política inmersa en campaña electoral. Dibujando un país hundido en un estado de crispación perpetua.

Para muestra, el glosario de perlas de esta semana. Suárez Illana atronando con una arenga carpetovetonica sobre el aborto propia de un orate, Casado, henchido de una suficiencia que recuerda a la de Don Hilarión en La Verbena de la Paloma, emulando a un Kennedy de Alpedrete y los de VOX, construyendo muros en Ceuta y Melilla y endosando la minuta a los descendientes de las hordas rifeńas de Abd-el-Krim.

Por si fuera poco, Sanchez, ya sin salir del excusado, atrapado en plena diarrea legislativa, cuyo último regüeldo ha sido incluir en el listado de especies invasoras a cerdos vietnamitas, serpientes pitones, tortugas de Florida o los buenos de los varanos de la sabana. Cuestión mollar. E Iglesias enterrándose en el pozo de su propia egolatría, fagocitando la mayor bocanada de aire fresco ideológico de los últimos treinta años a golpe de narcisismo.

Hay quien invoca una suerte de tacticismo electoral en las manifestaciones de unos y otros. Estos atribuyen a sus astracanadas una intencionalidad oculta, difícil de ser detectada por el común de los mortales. No deja de ser un recurso, el de la teoría conspirativa, del que nos dotamos para tratar de aprehender aquello que nos parece demasiado obvio. Cuando, de verdad, no es nada más que lo que en Gernika denominamos como ocurrensias.

Desconozco cual ha sido la asociación de ideas que me ha llevado desde el patio hispano al descorche. Para los no iniciados la RAE la define en su segunda acepción como aquella comisión que en locales de alterne obtienen las señoritas que acompañan a los clientes con el fin de que tomen el mayor número posible de consumiciones.

Y me he puesto a pensar si no sería bueno el imponer a los lideres de los partidos patrios una tasa de descorche por cada ocurrensia.. De esas que salen de su boca dejando impresa la ignominia a modo de berrete. Mejor nos iría digo yo.